El árbol más grande y frondoso se escoge para representarlo, María Shakay su nieta, junto a su esposo Francisco Ecuador, retoman las enseñanzas del abuelo Chup Piruch, decía él que la cultura Shuar "no se pierda, que debe conocerse en todos los lugares, que beban ayahuasca para encontrar en los sueños el camino de cada uno y de su pueblo, para así alcanzar los grandes sueños y multiplicar nuestra sabiduría milenaria"
Chup Piruch era un shaman shuar anciano ya cuando lo conocí hace alrededor 8 años, llegábamos de haber inaugurado una casa de salud tradicional del pueblo quichua de Mariposa en Archidona; el grupo Tsunky Shuar representó allí a este pueblo de guerreros, que entre sus leyendas tiene la herencia de jamás haber sido conquistado, pues vencieron a los Incas y los españoles núnca pudieron doblegarlos; sólo a mediados del siglo anterior misioneros católicos y evangélicos pudieron "civilizarlos".
Fue el 24 de Mayo de 2006 cuando Chup Piruch retorno a la Pachamama para volver a ser planta, reptil, felino, rayo, cascada, río, piedra o quizá todo a la vez, supe de su partida cuando en Italia una ave extraña y bella venía hacia mi, como anuncio de su muerte en sueños y como una aparición de un único día.
La conmemoración de homenaje a Chup Piruch se realiza cada año, la familia de María y Francisco es la anfitriona, ellos convocan a quienes eramos y somos seguidores del Uwiashint Shuar, es un encuentro para rememorar sus leyendas, su historia, su vida, las anécdotas de quienes comaprtimos con él aunque sea espacios pequeños de su vida.
Por la noche se consume ayahusca planta sagrada de los Shuar, que permite una purificación física y espiritual, mediante un ritual se produce un proceso de introspección único e irrepetible, quien participa de este rito sagrado a ayunado y preparado para este proceso, cada experiencia es personalisima única e irrepetible, es un reencontrarse consigo mismo y la naturaleza de la que somos parte y continuadores, aquí se refleja claramente la concepción Shuar de que cada ser, animal, vegetal o mineral tiene espíritu y pueden comunicarse con quienes están preparados para recibirlos.
Muchos de los participantes en este ritual sagrado de los Shuar estamos aún en un espacio-tiempo diferente todavía nuestro cuerpo y mente continúan procesando esta mágica e impresionate experiencia con un pueblo milenario.
Aspiramos que un día nuestra sociedad valore a plenitud estas expresiones rituales sagradas de nuestros pueblos milenarios como los Shuar