mi silencio
es tu silencio en un espejo
nos duele y sin embargo
tenemos que callar
tanta mentira
Uno entiende el abismo, sus grafías húmedas, sus desconcertantes mundos que se van formando en el segundo final del acabose, uno entiende que tras la puerta equivocada está el rendir cuentan ante el peor de los jueces, el yo incorruptible. Lo que uno no entiende es como la vida le va marcando el paso a las circunstancias, le va inmovilizando las manos al poder volar, que tan solo en un ayer era cotidiano. Es tan terrible perder las alas, saber que los otros vuelan y uno, el yo más importante de todos los mundos se va volviendo inútil y leve.
Rotos, descocidos como muñeco del abuelo del abuelo, nos van pasando de mano en mano, nos van asesinando con la sonrisa hipócrita los que entienden que estamos respirando un aire que ya no nos pertenece.
Todas las filosofías se destrozan frente a eso, ni la oración o el grito hace el milagro de despedazar las trampas que sembramos en otra hora. Morir, si, morir en el clímax de desmembrar con tanta angustia, pero cómo flaquea el valor y dejamos que los días nos devoren cual gangrena.
Ya no quedan trenes que soldar, ni espacios que graficar con los colores, solo un puñal espera que se esfumen las horas inútiles…
Gabriel Cisneros Abedrabbo
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