LA CULTURA PURUHUA Y LA COLONIA
La vida en la llamada Colonia no hubiera sido posible sin la voluntad de integración por parte de los mismos indígenas al aparataje imperial español.
Atahualpa y sus generales puruháes, después de grandes batallas y una extraordinaria estrategia de liberación y ofensiva militar, avanzaron hasta Cuzco y conquistaron el más grande imperio de las Américas, el imperio de los Incas. Los puruháes se convirtieron en los grandes conquistadores de América, victoriosos y dueños del imperio más rico, mejor organizado, de mayor desarrollo de América andina. Pero esta historia de grandeza, valor y valentía Puruhá no acaba ahí, prosigue durante la llamada Colonia y está presente en nuestros días.
Desde 1534, cuando el español Sebastián de Benalcázar, lugarteniente de Francisco Pizarro, ocupó los territorios de los puruháes, los indígenas no han dejado de encauzar y guiar su destino. A este proceso se le ha venido llamando la época Colonial, sin embargo más bien fue una integración de los europeos a la cultura nativa por parte de la elite Puruhá. Los cambios profundos en los territorios puruháes no hubieran sido posibles sin la voluntad de integración, por parte de los mismos indígenas.
El espíritu Puruhá de integración fue determinante durante la colonia, aportó no solamente con los asentamientos urbanos indígenas como base de las nuevas ciudades mestizas, sino que también contribuyeron con la estructura social funcional que sirvió para un rápido y eficaz sistema de producción. Solamente los virreyes y altos funcionarios se escogían de entre las personas nobles venidas de España, el matrimonio entre la nobleza indígena y los españoles es la base para la formación de la sociedad durante este periodo. La vida productiva de los puruháes se integró así al naciente capitalismo europeo y estuvo propulsado por los intereses de la naciente burguesía comercial de España representando uno de los factores fundamentales en la acumulación originaria del capital. Los recursos agrícolas, encomientadas y humanos que existían en estos territorios constituyeron los ejes de su vida diaria.
Integración de los europeos a la cultura nativa
Después de que los grandes tesoros de oro y plata Puruhá fueron llevadas a Europa, la búsqueda de metales preciosos se convirtió en la afición española principal, sin embargo fue la actividad comercial y agrícola la que proveía de riqueza a la provincia y servía para pagar los tributos y sostener la creciente elite mestiza-Puruhá. Este capital fue el verdadero motor que hizo a estas poblaciones y territorios que sean de rápido y prospero desarrollo. El cronista español Antonio Alcedo menciona el gran trabajo de los “naturales”: “..de cuyas lanas fabrican los naturales más de 1 piezas de paño en sus obrajes, como también medias y otras manufacturas de que mantienen un lucroso comercio, pues se computa en cada año que sacan 14 arrobas de lana”.
¿Cómo mantener la libertad, la religión y la cultura, mientras los territorios están ocupados por una fuerza militar superior? Las mismas preguntas nos podemos hacer hoy en día. Pero a pesar del descalabro de la población indígena, los pueblos puruhaes supieron continuar con sus costumbres y enriquecer a la corona española al mismo tiempo. En 1492, la región andina de Sudamérica se contaba entre las regiones de mayor densidad de población de toda América. Al cabo de unas décadas, todas ellas sufrieron un descenso de población catastrófico, debido, en gran medida, a las infecciones por enfermedades como la viruela, el tifus, la gripe y otras, todas ellas desconocidas en América antes de la conquista. El mismo Hayna Capac se cree que fue víctima de la viruela en 1525, esparcida por los primeros españoles cuando arribaron a las costas ecuatorianas.
La estratificación social en castas fue desde el comienzo de la conquista diferente al de las relaciones sociales puruháes. Las provincias no solo fueron los ejes económicos y políticos del imperio colonial español durante los siglos XVI y XVII sino también los más firmes baluartes del orden feudal-colonial, en cuya cúspide se situaba, al lado de los funcionarios y comerciantes monopolistas peninsulares, una rancia aristocracia de propietarios de minas y terratenientes señoriales, vinculados a mayorazgos y caciques.
La mita, la encomienda y los obrajes, armas de explotación por parte de los españoles, sirvió como elementos de superación e independencia por los indígenas. Los europeos querían sujetar a la población indígena a este nuevo tipo de explotación “asalariada” pero tuvieron que inventarse el conocido mecanismo de endeudamiento progresivo –adelantos en mercancías o dinero, los cuales según las cuentas del patrón nunca se liquidaban- para detener sus metas de liberación. Tal es así que en ocasiones tuvieron que ceder pequeñas parcelas, lo suficiente para su subsistencia, dentro de los predios del terrateniente para mantenerlo unido a la hacienda. En este último caso se exigía trabajar las tierras del propietario cierto número de días al año o realizar cualquier prestación o servicio personal. Así nació el peonaje, prácticamente al margen de la legislación colonial, como una forma de servidumbre por deudas a pesar de las repetidas ordenanzas que establecían límites al endeudamiento legal.
Sociedad cooperativa vs feudal
A pesar de todo los puruháes sobrevivieron, muchas comunidades indígenas lograron preservarse incólumes en sistemas cooperativos, base de las llamadas comunas actuales. Hasta hoy perduran los puruháes de Guamote, Tixán, Colta, San Juan, Chambo, etc., conservaron sus tradiciones, idioma y cultura. Así, se mantuvo la sociedad aborigen al lado de la española, más tarde también de la criolla y mestiza urbana, constituyendo, más tarde una gran reserva de labor fecunda y motor de los cambios que vendrían en la independencia y república.
Los cambios en la administración del estado español importados por las reformas borbónicas desembocan en una serie de revueltas indígenas para finales del siglo XVIII. Es también a fines del siglo XVII, que la mayor parte de la nobleza indígena había optado por integrar a los europeos en su sociedad, hasta asimilarla por completo. Para la época de la independencia, esta elite con sangre Puruhá derrotó al ejército español. Precisamente la mayor parte de las familias que conforman la aristocracia ecuatoriana se habían formado por esta integración y dominarían el campo de las ciencias, las artes, la política y el control de las fuerzas armadas durante los siguientes 200 años hasta nuestros días.
Piedad Zurita
Salvat Editores S.A. Historia del Arte Ecuatoriano. Barcelona, 1977, tomo 3, p. 193. Las ilustraciones también son de Salvat Editores S.A.
DUNCAN Ronald J. "El Arte Precolombino como Iconografía," in ARQUEOLOGIA. V Congreso Nacional de Antropología. Bogotá, 1989.
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http://es.encarta.msn.com/text_761574914___0/Sudam%C3%A9rica.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Conquista_del_Imperio_Inca
http://amautacuna.blogspot.com/2006/06/espaoles-malos-indgenas-buenos.html
http://www.egmv.net/paginas%20de%20olmedo/decreto%20abolicion%20de%20mitas.html
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