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Lesly, Ruth y Johana hacen un recorrido habitual después de clases. Entran al Pasaje Artesanal, a los almacenes de accesorios, a comer o a “dar una vuelta”. El breve paseo no es más que una caminata por varios lugares de la calle Daniel León Borja, el nuevo bulevar de Riobamba.
“Caminamos en grupo. Ahorita vamos a las hamburguesas”, comenta Ruth, de 19 años. Todas coinciden en que son varios los sitios en esta arteria que son visitados por los riobambeños, en especial por los más jóvenes.
En el lugar, que se llena de gente desde las 17:00 -de lunes a viernes-, hay locales para escoger donde se puede comer pizza, hamburguesas, sánduches y más comida rápida. También hay para tomar café, cerveza, cocteles…
En la calle se puede caminar sin peligro “en grupo, hasta las 23:00”, según Johana. “Como esto es a full por las discotecas y bares, no pasa nada”.
A las 18:00 ya se puede observar a grupos de tres o cuatro jóvenes en las mesas exteriores de las cafeterías, como La Andaluza. Un lugar donde se ofrece café, picadas, sánduches, vino y otras bebidas hasta las 24:00.
Eduardo Baldeón, de 19 años, disfruta un plato de alitas de pollo con una copa de vino hervido con sus amigos Denis y Guillermo. Ellos vienen “una vez a la semana, para conversar, para pasar el rato...”, dice Guillermo.

“Este lugar es sano, se puede venir hasta con la familia”, agrega Eduardo. “También porque se puede fumar”, comenta entre risas Denis.
“Nosotros tenemos las típicas huecas, donde comemos algo, reímos, de todo”, cuenta Belén Quiroz, de 20 años. Ella camina por la vereda junto con sus amigos Grace y Marlon. “Todas las tardes salimos a pasear” por el lugar.
Todo depende del ambiente en el que quieran estar. “Por ejemplo, en el Punto de Encuentro ponen música reggae”, dice Belén.
En Riobama, estos lugares se convierten en los sitios de reunión de los más jóvenes durante las tardes y noches.

De las 458 581 personas que habitan en Riobamba, 48 338 (según el último censo del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos) son jóvenes y adolescentes de entre los 15 y 19 años.
Se calcula que solo el 10% frecuenta estos sitios. Por ello las organizaciones que trabajan con los jóvenes piden áreas deportivas, recreativas o culturales.
A falta de un sitio específico donde puedan pasar el tiempo, improvisan conversatorios informales en las mesas de estas cafeterías. Estas reuniones se combinan con visitas a los almacenes de ropa de la zona.

“Viene gente de toda edad. Pero los viernes es más. La calle se convierte como en la zona rosa de la ciudad”, cuenta Marcela C., administradora de uno de los almacenes.
Una de las tiendas pequeñas tiene cerca de una decena de jóvenes clientes en su puerta. Aquí, Viviana Abarca, de 16 años, compra camisetas para sus compañeros del Colegio La Salle para la campaña estudiantil.
A las 21:00 los almacenes se cierran y la fuerza del movimiento se traslada a los bares. En uno de estos sitios, Carlos, Anita, Édgar y Maru comparten unas bebidas mientras conversan.

“Aquí es tranquilo porque los dueños ya nos conocen, incluso nos ayudan a pedir taxis para irnos”, dice Édgar. Un ritmo de salsa o música electrónica atrae a quienes pasan por la calle a quedarse en el lugar de su preferencia. Mientras la noche avanza, el volumen sube y las luces del bulevar brillan.

Fuente :El Comercio