Quien solo conoce Riobamba, no conoce Riobamba.
Por Mario Godoy Aguirre (facebook)
Hace unos días en Quito, y ahora de regreso en los EE.UU., los amigos que conocen mi ciudad de origen, lo primero que me preguntan es sobre el bullado caso Salazar. En la época de la “civilización del espectáculo”, Juan Salazar y su clan, no sólo nos dio circo y notoriedad internacional, sino que por el mal manejo de los fondos del Municipio de Riobamba, y otros milagros vergonzosos, queramos o no, alimentados por esa sensación de orfandad, vacío y falta de autenticidad de nuestros líderes, hay el riesgo de que sin darnos cuenta también nos roben el orgullo y la autoestima, importante capital intangible del pueblo riobambeño.
El antes “Parque Industrial” de nuestra urbe, ahora es un barrio más de la ciudad, ¡increíble!, hemos perdido ese espacio, ese sueño y esperanza. Recuerdo que por muchos años en la emisora La Voz de Riobamba, Luis Aliaga repetía el slogan: “Riobamba, la futura capital industrial del Ecuador”, han pasado los años y nada, la “Sultana de los Andes” sigue siendo una ciudad que no despega, que sufre de anquilosis. Con orgullo cantábamos El Chulla Riobambeño, pasacalle de Gerardo Arias: “Son sus parques los más bellos de todito el Ecuador...”. Al presente, nuestros parques están descuidados, abandonados. El histórico Parque 21 de Abril, es el mejor ejemplo de la negligencia e inoperancia municipal. Riobamba carece de espacios verdes, es una ciudad contaminada que crece caótica, sin planificación, con una estética kitsch. Olvidando a personajes como Carlos Cordovez Borja, pionero de la radiodifusión ecuatoriana; los jesuitas Pedro de Mercado, Leonardo de Peñafiel, Ambrosio y Joaquín Larrea; etc., en la urbe hay estatuas, monumentos, calles, avenidas con letreros “zhumir”, que evocan a personajes oscuros y sin trascendencia, ¿quiénes son los responsables de estas irregularidades, de la desidia institucionalizada?, por supuesto que la responsabilidad no sólo es de Salazar.
Parafraseando a Hugh Thomas: “Quien solo conoce Riobamba, no conoce Riobamba”, la óptica de los riobambeños en la diáspora es diferente a la de un riobambeño anclado en la Sultana de los Andes. Los paisanos ausentes que han visitado nuestra urbe en los últimos años, generalmente dicen: “Me encanta el Chimborazo, el paisaje rural, la gente, pero la ciudad está fea, no tiene espacios verdes, es una ciudad contaminada; el tránsito vehicular, pésimo; algunos monumentos son horribles, la actividad cultural, esporádica...”. Nuestros líderes del siglo XXI deben tomarnos en cuenta, deben ser visionarios, cosmopolitas, deben ver más allá del nudo de Igualata, Penipe, Calpi, Licán y Yaruquíes.
Al volver a nuestra urbe, de una manera acrítica, los riobambeños en la diáspora diríamos: “Riobamba, ciudad bonita...”, y otros adjetivos patrioteros, pintorescos y melosos, la verdad es que Riobamba en los últimos años ha perdido mucho de su esplendor; en el contexto nacional, ya no es una ciudad de importancia, en varios aspectos hemos retrocedido. No nos contentemos con títulos mentirosos e ingenuos forjados por politiqueros. ¿Riobamba ciudad universitaria?, las universidades logran reconocimiento y prestigio, en tanto y cuanto investigan, y para investigar hay que leer, desgraciadamente en la sociedad riobambeña, en general, no existe el hábito de la lectura, mucha de nuestras bibliotecas permanecen gran parte del año semiabandonadas, con muy pocos lectores. Riobamba, la “ciudad universitaria” ni siquiera tiene una buena librería.
Nuestro ex burgomaestre, el año pasado, a raíz del triunfo nacional del Instituto Superior General Vicente Anda Aguirre, en el intercolegial de bandas “Viva la Paz”, ofreció incluso a través de la televisión nacional (RTU), propiciar la creación de una orquesta sinfónica, han pasado los meses y su demagógica oferta no se concretó. Hace mucho tiempo que desapareció la recordada Banda Municipal y nada se ha hecho por remediar este vacío. Este año, el próximo mes de octubre se cumplirá el centenario del natalicio del maestro Ángel Serafín Pulgar, destacado compositor, ex director de la Banda Municipal de Riobamba (1944 – 1963), y fundador, entre otras, de la Banda de la Policía y Banda de la Brigada Blindada Galápagos, en su homenaje y en reconocimiento a su aporte a la música nacional, el Municipio de Riobamba debería rehacer este ensamble musical.
¿Cuántos libros, discos, publicó el Municipio de Riobamba en la última administración?, ¿se tomó en cuenta a los riobambeños en la diáspora?. El nuevo Director de Cultura y quienes piensen postularse a la Alcaldía de Riobamba, para las próximas elecciones, con ética y visión, deben presentarnos planes en los que el quehacer cultural, los talleres artísticos, las campañas de lectura, las publicaciones de obras de autores chimboracenses, los recitales, conciertos, retretas, serenatas, ferias, exposiciones artísticas, festivales, etc.. sean actividades constantes – institucionalizadas y planificadas.
Además de los supuestos aportes de la empresa privada para algunos espectáculos abrileños, escándalos relacionados con las presentaciones de las seudo orquestas colombianas Sonora Dinamita y The Latin Brothers, al revisar el programa de las últimas fiestas de abril, al menos en lo musical la oferta municipal fue pobre y limitada, como lo señala Umberto Eco, puro “música gastronómica” (festival de música rockolera, vallenato, rock, pop...), sin ninguna intención artística, sino la satisfacción de las demandas del mercado e intereses de los empresarios. Lo que nos brindó el cabildo, el Comité de Fiestas de abril, fue circo barato que debe ser auditado. Con las programaciones “gastronómicas” trataron de volvernos acríticos, que olvidemos los negociados, los leones del parque, los baches, caliches y arbitrariedades.
Ahora, las ciudades dan mucha importancia a lo cultural, a lo simbólico, a la heterogeneidad social. La urbe es un espacio imaginado donde se entrecruzan perspectivas de un pasado patrimonial hasta elementos relacionados con el progreso tecnológico. Riobamba no puede quedarse a la zaga. Después de esta escandalosa crisis municipal, es el momento de reflexionar, evaluar y hacer diagnósticos críticos sobre la ciudad y sus personajes. Evaluar, no es un “misterio doloroso”, es un acto de equidad. Debemos romper muchos prejuicios, mitos, ilusiones, “construcciones sociales de la realidad”, estereotipos, falsos conceptos o presupuestos históricos. Con humildad y a la vez, con orgullo y autoestima, es la hora de reconocer nuestras grandezas y miserias, veamos nuestro rostro, a nuestra ciudad, con objetividad, visión y ética. El quehacer cultural, el turismo, pueden redimensionar a nuestra urbe.
¡Tienes que ser miembro de RioenRed para agregar comentarios!
compartir RioenRed